Mirarse al espejo a las ocho de la mañana cuando estás a punto de cumplir 50 años tiene sus riesgos – pensó bostezando. Las canas, las arrugas alrededor de los ojos, el cansancio de haber trasnochado, que ya no es tan fácil de disimular… Una palabra llamó su atención de entre el murmullo de fondo de la radio.
Subió el volumen y escuchó la noticia: se acababan de publicar los resultados de un nuevo estudio que analizaba la aparición de casos de Alzheimer en los últimos diez años. Las cifras eran significativamente más bajas que en el último estudio epidemiológico realizado. El tercero desde que aquel equipo de científicos tuvo éxito con el fármaco. Si las cosas seguían así, en unos pocos años la enfermedad sería cosa del pasado.
Aquella noticia, que seguramente pasaría desapercibida a muchísima gente, se le quedó dando vueltas, sin llegar a entender muy bien por qué. A la hora de comer se dio cuenta del motivo; recordó a aquella amiga de su madre que, como ella le contaba, cada 21 de septiembre escribía una historia, inventando un nuevo mundo en el que esa mierda de enfermedad no existía. Se acordaba de alguna de esas historias, que su madre le había leido. La llamó para contárselo y decirle que iría a comer con ella aquel fin de semana. Excepto el año que tú naciste, añadíó su madre, como siempre.
*Te la debía. Gracias por esperarme.
Que tiren puñaos 
Me ha gustado volver a leerte es una pena quenotengas tiempo para escribir..quizas algun dia..Elbeso del dia